domingo, 9 de diciembre de 2007





A veces río, otras lloro, otras callo, ninguna hablo.
Creo que mi mente se ha acostumbrado a esta situación.
Tanto tiempo despertándome y viendo las mismas cosas, la misma gente.... hoy, miro por la ventana y todo sigue igual... no llueve, tampoco hace sol, rara vez sopla el viento.

Me veo reflejada en el cristal y noto como el viento (al que en su día
autoricé a despeinarme)pasa de largo y mi pelo sigue igual.

El parque está vacío, no hay niños que jueguen, tampoco nadie pasea, ni toma el sol.
Hace tanto tiempo que no veo a mamás pasear los carritos de sus bebés....

De repente algo llama mi atención,... oh!parece que existe vida! hay un perrito solitario que olfatea los troncos de los árboles, mueve la colita... jeje... me sonrío... le chiflo desde mi ventana y empieza como loco a mirar de un lado a otro... pobre!... me escucha pero no sabe donde estoy.Sigo insistiendo y como si nada.

Me llama la atención que no se vaya, quizás espere a su dueño, pienso.
Pasado un ratito, aparece un viejito con cara redonda y pelo canoso... parece muy mayor porque le cuesta andar y se ayuda de un bastón, será su dueño digo para mí misma.

Doy otro chiflido para ver si esta vez el perrito se da cuenta de donde estoy yo, quiero despedirme jooo!, me ha caido bien, me hace sonreir el movimiento de su colita... es agradable levantarte, observar y sonreir, eso me hace pensar que tendré un buen día.

Tal fue mi sorpresa cuando me dice el anciano, con voz temblorosa, que su perro era ciego.
Tiene buen olfato, es muy vivo pero no puede ver mas allá; ahora se porque el perro no atendía demasiado a mis silbidos.

Acabo de caer en la cuenta.... el perro es como muchas personas... olfatean, dan vueltas, mueven la colita, son divertidas, nos hacen pasar ratos agradables... pero están ciegos, NO VEN, les cuesta escuchar, y lo más triste... todo está oscuro para ellos, no saben como es la luz, no ven el sol, pueden escuchar que les silban pero no averiguar de donde ni de quien es la voz.