Esencia de azahar y jazmín enrarecen el ambiente convirtiendo la estancia en una mágica y cálida oquedad de sueños sin desdichas, sin anhelos la blancura de las medias verdades que se pronuncian en el beneficio de la duda, de la hermosura de parar un momento lo frenético de nosotros mismos y deleitarse con la vista que a veces ausente de color otras arco iris se abre ante el caminante, la reflexión acude, sobrevuela errores y aciertos, desgrana los momentos, razona los sentimientos, altera nuestros sentidos, mientras acelera corazón y hurga detrás del velo con que tapamos las cosas que no deseamos ver, a veces es una sabana y capa tan grande como el mundo, y no son miedos ni secretos es dolor, es vergüenza, es todo aquello que te hace agachar la cabeza, tu reflejo, su mirada, algunas palabras, posada de los complejos y los malos entendidos, residen allí debajo una gueto que es más parte de ti de lo que quisieras.
Tras esta tormenta, rasgarte por dentro la inconsciencia de la conciencia tu realidad recupera su ritmo, se relaja el bombeo de sangre, el ego recupera el trono todo lo que has experimentado queda en un remanso donde aún sin destino aguarda la decisión de razonar y aprender o engullir y continuar el crecimiento de lo que crees verdad, la vida regresa y tu a lo mejor vuelves a perder una oportunidad de crecer...
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